Fallece Robe Iniesta, líder inigualable de Extremoduro y de una carrera prolífica en solitario

“Adiós al cielo azul, llegó la tormenta”

Nos deja Robe Iniesta, líder inigualable de Extremoduro y de una carrera prolífica en solitario

El referente por antonomasia del rock español, Robe Iniesta, fallecía esta madrugada a los 63 años de edad.

Tras una trayectoria extensa que da inicio en su Plasencia natal, en 1987 forma Extremoduro con quienes, tras complicaciones para conseguir la financiación, graba el primer álbum de estudio de la banda: “Rock Transgresivo” (1989), de donde sale la mítica “Jesucristo Garcia”. A partir de ahí la industria musical se fija en ellos y continúan grabando discos hasta el que los catapulta a la fama nacional: “Agila” (1996).

Desde ese momento, Extremoduro se sitúa como una de las propuestas musicales del rock más interesantes del país (una cualidad que ya tenían desde el inicio). Con complejas y feroces líneas de guitarra, y letras que ya desprendían la poética lineal editorial de Robe, Extremoduro arrasa en las ventas publicando otros álbumes como el legendario “Yo, minoría absoluta” (2002), “La Ley Innata” (2008) o “Para todos los públicos” (2013), hacia el final de la etapa del grupo. De estos trabajos salen inolvidables piezas como “La vereda de la puerta de atrás”, “Dulce Introducción al Caos”, “A Fuego”, o “Entre interiores”.

En 2014, Robe empieza su carrera en solitario con un reparto de músicos de lujo y publica cuatro discos que lo categorizan de nuevo como uno de los artistas más críticos y poéticos del panorama. Desde el discreto “Lo que Aletea En Nuestras Cabezas” (2015), pasando por el grandioso “Destrozares (…)” (2016) (mi favorito, si me permiten), hasta el reciente “Se nos lleva el aire” (2023) con el que Robe se despidió de los escenarios por el tromboembolismo pulmonar que se lo ha acabado llevando. Filósofo, maestro y líder de varias generaciones tocadas por su música, su legado es eterno.

A título personal, Robe con tu pérdida nos hemos quedado en esta calle sin salida, dejando de lado la vereda de la puerta de atrás por dónde te hemos visto marchar y esperamos reencontrarnos de nuevo contigo dónde rompen las olas, una y otra vez. Buen viaje maestro, ¡hasta siempre, siempre, siempre!