27 de junio de 2025 Judit Vidal
El desenfrenado año que vivió Björk en 1996
Tras su transgresor disco debut homónimo en 1993, un explosivo y futurista compendio de once canciones adentradas en el trip hop que entremezclaba géneros como el hip-hop, la electrónica, el jazz o, incluso, el soul; la cantante islandesa Björk se empezó a consagrar como una de las artistas más eclécticas del género, destacando con esa imprevisibilidad tan característica en su persona y música. “Human Behaviour” o “Venus As A Boy” son algunos de los temas más memorables del Debut (1993) y recogen, junto a las demás, esa soledad derivada de la inmensa naturaleza glaciar de Islandia, lugar dónde ella creció y explotó su espíritu creativo. Con tan solo 11 años ya había escrito un álbum de versiones y su madre creó la portada, un hecho que denota esa conexión familiar con el arte. Por otra parte, la artista nunca tuvo preferencias en cuanto a géneros musicales y siempre se dejó sorprender por todos ellos, habiendo sido la vocalista de The Sugarcubes, una banda de rock que en 1992 acabó abandonando por “falta de creatividad en los directos”. Ella siempre fue muy crítica e instintiva. A los 27 años, y con un hijo de 6, se mudó a Londres para indagar, entre otras cosas, en el género electrónico, frecuentando clubs nocturnos dónde conoció a referentes como Tricky de The Massive Attack, quiénes son considerados padres del trip-hop, o Howie B. Con todo, Björk empezó a desarrollar un universo individual repleto de todo aquello que le inspiraba: su infancia en Reikiavik, el trip-hop, el pop, el rock o la profundidad de las relaciones intrapersonales e interpersonales.
Un proceso de introspección evidente en Post (1995), su segundo álbum de estudio. En una entrevista para la Rolling Stone en el Regent’s Park de Londres expresó que el disco era gemelo de Debut (1993). Lanzado el 13 de junio de 1995 bajo el sello One Little Indian, Post empieza con un “Army of Me” que parece ser una premonición sobre la necesidad de Björk de protegerse de la fama venidera y que gran impacto tendría en su personalidad. También encontramos la clásica y excéntrica “It’s Oh So Quiet” o el resentimiento tras una ruptura en “Possibly Maybe”. En Inglaterra está certificado como disco platino, habiendo vendido 400 mil copias hasta el día de hoy, de igual forma que en Estados Unidos, dónde se han vendido cerca de un millón. Esa atención hacia su música y, por lo tanto, persona tuvo una lógica consecuencia: todo el mundo la conocía y quería saber más de su personalidad tan enigmática. Por ello, y a pesar de gozar de gran éxito y repercusión internacional, Björk también fue protagonista durante el año de distintas situaciones no muy agradables.
En 1996 y en pleno apogeo de fama y promoción del trabajo, Björk llegaba a Tailandia. Estaba siendo un año complicado, la prensa no paraba de especular sobre su vida personal, tanto ella como su entorno estaban en el foco mediático, incluido su hijo Sindri de tan solo 9 años. Con ese pretexto, tras bajar del largo vuelo de Londres a Bangkok, completamente cargada de maletas y con el niño a su lado, una de las muchas paparazzi que se encontraban a la salida del aeropuerto le dijo: “¡Bienvenida a Bangkok!” Un comentario que no sentó nada bien a la artista y que fue la gota que colmó el vaso para que Björk explotara, saltando encima de la periodista para pegarle y, de alguna manera, volcar sobre ella toda esa rabia derivada de la falta de privacidad y respeto que llevaba meses acumulando. Unos días después, la cantante comentó que esa periodista llevaba días persiguiéndola a ella y a su hijo, incluso haciéndole preguntas al pequeño sobre su madre, algo que acabó generando esa reacción por su parte. Al final, todo quedó en una anécdota, pues Björk llamó a la periodista para disculparse y esta no presentó cargos contra ella. Aún así, el vídeo del momento junto a la recordada frase “¡Bienvenida a Bangkok!” siempre quedará para la historia. De la misma manera que Björk dejó claro que no iba a aguantar según qué faltas de respeto e intimidaciones, protegiendo por encima de todo a los suyos.
Cuando parecía que su vida recuperaba la calma, le tocó gestionar una de las peores, y demasiado común, situaciones como celebridad: los stalkers. Unos meses después del incidente en Bangkok, Björk sufrió un intento de asesinato. Ricardo López era un joven de 21 años originario de Uruguay que estaba obsesionado con ella. No era la primera ni la última vez que un famoso tenía que soportar las consecuencias de ser el centro de atención, hablemos del acosador de Jodie Foster o el cruel asesino de John Lennon. Al parecer a López, quién se decía era un chico completamente retraído y con una muy baja autoestima, no le parecía bien que la artista estuviese saliendo con un hombre llamado Joseph Price Goldie, especialmente porque este era negro. Todo sea dicho que esta relación fue el golpe final por el que López decidió intentar asesinarla, pero llevaba años obsesionado con ella. Ante esa situación miserable y completamente desconectada de la realidad, el stalker tuvo la idea de castigar a la artista enviándole a casa un paquete bomba con ácido sulfúrico dentro, este era un libro vaciado que contenía el veneno. López grabó muchos vídeos dónde hacía evidente su obsesión con la artista y explicaba cómo planeaba acabar con ella para encontrarse en el cielo y vivir una eternidad feliz los dos juntos. Una vez hubo realizado el envío, se suicidó de un disparo en la boca. Por suerte, la policía de Hollywood, dónde él vivía, encontró su cuerpo y pudo avisar a Scotland Yard para que localizaran el envío y evitaran que llegara a la casa de la artista.
Así, a pesar de vivir un momento dulce a nivel profesional, Björk bajó a los infiernos en el ámbito personal. Como era de esperar, al poco tiempo se mudó fuera de Londres, a Málaga concretamente, y ahí continuó con su carrera. Escribió “So Broken” basada en esta última terrible experiencia, que perteneció al álbum Homogenic (1997) y para el cuál contó con Raimundo Amador a la guitarra. También se separó de su pareja.
Su carrera continuó cosechando éxitos, así como ella sigue siendo una de las artistas más influyentes del trip-hop o la música experimental. Björk es un claro ejemplo del poder de la creatividad y el siempre confiar en tus instintos, dejándote impregnar por todo tipo de arte musical, visual o escrito (también es muy afín a la poesía) y crear a partir del mismo. Su impacto ha llegado a trascender en el tiempo y en la actualidad continúa siendo todo un referente, habiendo colaborado con artistas como Rosalía o Lars Von Trier, para el que actuó e hizo la banda sonora de “Dancer in the Dark” (2000), junto a Thom Yorke de Radiohead.
Videoclip de "Army of Me"
Videoclip de "It's Oh So Quiet"
Crea tu propia página web con Webador