18 de septiembre de 2025                                                                                                                                                                                                                                 Judit Vidal 

El huracán Bunbury azota el Palau Sant Jordi

Introducción

Enrique Bunbury es de esos grandes artistas que saben reinventarse, que han nacido para ello y, por lo tanto, no le temen a asumir nuevos retos en su carrera. Tras la difícil separación de los Héroes del Silencio en 1997, Bunbury se alejó del ruido para componer Radical Sonora, lanzado ese mismo año, dónde indagó en nuevos géneros y empezó a reunir a algunos músicos (Copi Corellano, Del Morán o Ramón Gacías) que acabarían conformando Huracán Ambulante, la banda con la que tocó y compuso hasta 2005.

En homenaje a los veinte años que han pasado desde que terminaron, Huracán Ambulante aterrizaba ayer en el Palau Sant Jordi para ofrecernos un directo de dos horas repleto de las canciones más míticas de la formación junto con algunas de las más sonadas de los distintos álbumes posteriores de Bunbury, incluido el nuevo: Cuentas Pendientes (2025).

Puesta en escena

En medio de la locura que emergió cuando se apagaron las luces a la hora programada, los músicos empezaron a entrar a un escenario teñido de rojo que había sido transformado en una sala de cabaret. Todo ello mientras sonaba su exquisita versión “Otto e Mezzo” del gran Nino Rota. Y en el redoble de tambores aparecía la gran estrella: Enrique Bunbury.

Con unos visuales cuidados al detalle, y que variaban en función de la tonalidad de la canción, el zaragozano saludó a su público y empezó el concierto. Impresionante e hipnótica es la figura del artista que disfruta cada segundo en el escenario, baila, salta y se mueve alrededor de él sin pudor, interactuando con sus músicos y con el público. Su forma de cantar es única y anoche dio rienda suelta a sus múltiples poses a la hora de recitar sus letras.

Uno podría pensar que todos los que asisten a sus conciertos continúan esperando algún vago recuerdo a los Héroes, pero lo cierto es que Bunbury ha conseguido crear un amplio séquito de seguidores que están ahí por ese camino que empezó en 1997 con trabajos tan destacados como Flamingos (2002), Las Consecuencias (2010) o Greta Garbo (2023).

Temas

El repertorio estuvo bien elegido, teniendo en cuenta temas de principio de trayectoria como “Big Bang”, “El club de los imposibles” o “Lady Blue”; y temas más cercanos en el tiempo como “Alaska”, “Parecemos tontos” o los del nuevo álbum “Serpiente”, “Para llegar hasta aquí” o “Las chingadas ganas de llorar”. Por otra parte, el setlist también incluía versiones de “Apuesta por el rock n Roll” de Más Birras (lo único que se medio acercó a la época Héroes), “Sí” de Umpah-pah y “El jinete” de José Alfredo Jiménez. Especial mención a todo el elenco de músicos que fueron excepcionales y defendieron sin miedo la variada selección de temas.

En las dos horas de concierto hubo pocas canciones que el público no conociera y no coreara a viva voz, todo un logro para un artista que consiguió rehacerse a sí mismo y demostrar que puede moverse por todo tipo de estilos. Aunque cuando lo ves brillar en el escenario entiendes el porqué de su indefinido éxito, lleva la música en la sangre y consigue transmitir su pasión con elegancia, “sabiduría y conocimiento” - cualidades que aseguró él tener de forma irónica en referencia a las complicadas preguntas que a veces le hacen en entrevistas -.

Fotografía promocional de "Cuentas Pendientes"